Que sí, que sí, que todos los indicios apuntaban a eso, que si éste ya no escribe en el blog, que si no aparece por los foros, que si se lo habrá comido un cocodrilo... pues no.
Que no, que no, que no se me ha comido un cocodrilo. Lo demás, pues tenéis razón, qué queréis que os diga.
Ya sabéis, y si no lo sabéis os lo digo yo (que sí lo sabréis, repito), que la vida os lleva de aquí para allá, a veces somos nosotros los que queremos ir vaya usted a saber dónde, y un largo etcétera que no pienso detallar, pues es muy cansado y se me borran las letras del teclado de tanto usarlas (plástico del barato, qué le vamos a hacer).
El caso, es que no he dejado, ni por un momento, de cultivar en mi huerto balconero, estilo latifundio minimalista (es decir, pequeño, pero a lo grande).
Lo que he dejado durante una buena temporada, es de escribir en el blog y de codearme con el resto de agricultores balconeros, por todo lo dicho anteriormente, que se puede resumir en: porque no tenía ganas.
Ahora mismo, o hace 5 minutos, que para el caso es lo mismo (por eso lo de "ahora mismo"), tengo lo siguiente en los diferentes recipientes de cultivo (macetas, para más señas) que conforman mis dominios hortelanos (aunque la escritura de compra-venta diga que es únicamente el 50%):
- 2 olivos (o, si lo preferís, 2 acebuches domésticos).
- 1 acebuche (o, si lo preferís, 1 olivo salvaje).
- 3 higueras (una es más bien un proyecto, veremos cómo le va).
- 1 mandarino (casi en el otro barrio, y no me refiero a la cercanía entre viviendas).
- 2 proyectos de tomatera Raf.
- 2 proyectos de tomatera "no me acuerdo del nombre".
- 4 proyectos de pimientos (de los que igual pican, igual no, marca blanca).
Como podéis observar en la foto, nuestra tortuga Drac cuida de que nadie se acerque al huerto (más que nada, porque no cabe ni un alfiler).
También tengo un mini compostador del baratillo, lleno de cochinaditas vegetales haciendo de las suyas.
Os iré informando de los progresos de esta temporada, que se aventura apoteósica, como todas las temporadas de L'Hort de Miquel, también llamado El Huerto de Floppy, o "como arrepretujar un montón de macetas en dos balcones pequeños, tirando a esmirriados, y que aún así se puedan poner los pies en el suelo para tender la ropa".
Recuerdos a la familia.